Hoy ha sido un día muy especial en El Chaparral, era el cumple de la seño Rosa. Pensaréis ¿Qué tiene de especial?
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16 octubre 2018 - Rosa recogiendo los libros |
¡Se ha jubilado!
El alumnado y profesorado se ha volcado; le hemos hecho un pasillo por el que ha ido pasando y recibiendo muchos dibujitos, cartas de felicitación, flores, aplausos, besos, abrazos... a más de una se nos ha escapado alguna lagrimilla.
Y es que la seño Rosa es una MAESTRA en mayúscula, trabajadora incansanble, que siempre lo ha hecho con ilusión; incluso en su último día; hoy, me pasaba por la Biblioteca a las 13:15h; estaba con su alumnado de 2ºC, leyendo y comentando el libro que acababan de terminar. Una maestra de vocación por la que han pasado muchas generaciones, una maestra que ha enseñado a leer, escribir, sociales, matemáticas, redactar, etc... y lo que más cuesta; ha enseñado a compartir, a valorarse, respetar a los demás y respetarse así mismo, resolver conflictos, defender y luchar por la igualdad de género.
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Seño Rosa en la Biblioteca junto a su alumnado de 2ºC, 16 octubre 2018 |
En cuanto a la lectura y Biblioteca, además de inculcar el habito lector en su alumnado, mediante "La Ruta de la Lectura" y el uso de la Biblioteca. Ha conseguido que su alumnado resultara ganador en concursos a nivel de colegio, ejemplo: clase mejor lectora , varias veces, concurso de poesía de Ángel Carrillo, de Priego de Córdoba. Además de todo esto ha dedicado todo el tiempo posible y parte de su tiempo personal a trabajar en la Biblioteca, ejemplo: montando los cuadernos de verano, catalogando, forrando, poniendo tejuelos, ordenando, plastificando carnets, ha enriquecido la colección de la biblioteca con la adquisición de libros coeducativos. Y lo más importante, apoyando a la responsable de la biblioteca.
Seño Rosa, esta poesía es para tí:
Educar:
Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca,
hay que medir, pensar, equilibrar,
y poner todo en marcha.
Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino,
un poco de pirata,
un poco de poeta,
y un kilo y medio de paciencia
concentrada.
Pero es consolador soñar,
mientras uno trabaja,
que esa barca, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes, hacia
islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestro propio
barco,
en barcos nuevos seguirá nuestra
bandera enarbolada.
Gabriel Celaya